Cada año, en las márgenes de los arroyos de las Sierras de los Comechingones, una explosión de color anuncia que comenzó la primavera. Será por esa precisión que la Collaea argentina es conocida por ese nombre, Primavera.
Se trata de un arbusto nativo que puede alcanzar el 1,5 m de altura, con ramas grisáceas a veces apoyantes y follaje perenne. Crece a pleno sol, en las zonas rocosas con fuertes pendientes cercanas a los arroyos.
Es muy visitada por picaflores, en especial el Picaflor Cometa (Sappho sparganurus), al que es posible avistar recorriendo, una por una, las flores púrpuras azuladas que se agrupan en los extremos de las ramas.
Hacia noviembre o diciembre aparecen sus frutos, chauchas rectas de color castaño, que contienen en su interior alrededor de 10 semillas. Cuando alcanzan su punto máximo de maduración, las chauchas explotan haciendo saltar las semillas lejos de la planta madre.
Es un arbusto perfectamente apto para su uso ornamental. Se puede reproducir remojando las semillas en agua caliente por 2 minutos antes de sembrarlas, y utilizando en la maceta un poco del suelo donde se encontraba la planta madre.
Es ideal como ejemplar aislado, o para cercos sin espinas, siempre a pleno sol para garantizar una floración abundante.
Es importante aclarar que si vamos a ir a recoger semillas de Primavera, lo hagamos de forma responsable, es decir, llevándonos sólo una pequeña parte de las vainas disponibles, para que el resto pueda dispersarse y continuar llenando de flores y color las quebradas húmedas de las sierras.
Fuente: Jardín Botánico "El Pantanillo"